La piel de nuestros edificios se transforma, dejando de ser una barrera pasiva para convertirse en un sistema dinámico y adaptable. En un escenario donde la eficiencia energética es dictamen ineludible, los tejidos arquitectónicos con propiedades térmicas avanzadas emergen como una de las tendencias más prometedoras en el sector de la construcción para este 2025. Para profundizar en esta vanguardia, conversamos con la Dra. Sofía Ramírez, Directora del Laboratorio de Materiales Inteligentes de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), quien nos ofrece una perspectiva técnica detallada sobre su implementación y desafíos en el contexto nacional.

«Dra. Ramírez, ¿cuáles son las características fundamentales que distinguen a estos tejidos y cómo contribuyen a la eficiencia térmica?», inquirimos. La Dra. Ramírez explica: «Fundamentalmente, hablamos de materiales compuestos multicapa, a menudo incorporando polímeros avanzados, recubrimientos de baja emisividad o fases de cambio de material (PCM). Su diseño permite una modulación activa o pasiva del flujo de calor. Por ejemplo, en climas cálidos como el del norte del país, un tejido con recubrimiento reflectante puede reducir la ganancia solar hasta en un 70%, disminuyendo drásticamente la carga de refrigeración. En zonas de mayor altitud o climas fríos, como la sierra central, podemos emplear estructuras textiles que atrapan el aire para incrementar el aislamiento, o integrar PCM que absorben y liberan calor latente, estabilizando la temperatura interior. No se trata solo de bloquear, sino de gestionar la energía.»
Ante la pregunta sobre su implementación nacional y la alineación con la normativa, la Dra. Ramírez afirma: «Absolutamente. Hemos visto proyectos piloto en fachadas de edificios corporativos en Lima, buscando certificar bajo esquemas como EDGE o LEED, donde la envolvente juega un rol crucial. Estos tejidos, al ser livianos y flexibles, abren nuevas posibilidades de diseño y rehabilitación. En cuanto a la normativa, la Guía de Diseño Bioclimático para Edificaciones del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS) ya fomenta la innovación en envolventes térmicas eficientes. Si bien no hay una normativa específica *solo* para tejidos, su rendimiento debe cumplir con los parámetros de transmitancia térmica (Valor U) y factor solar establecidos para techos y muros, según el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE), específicamente en la Norma Técnica EM.010, Artículo 11. Además, la Ley de Eficiencia Energética impulsa estas soluciones al exigir reducir el consumo energético. La clave está en demostrar, mediante ensayos y simulaciones, que el sistema textil cumple o supera los requisitos tradicionales.» Sobre la durabilidad, añade: «Los tejidos avanzados actuales están diseñados para resistir las condiciones climáticas extremas y la radiación UV. La vida útil esperada ronda los 20 a 30 años, comparable a otros materiales de fachada, con mantenimientos menos intensivos que los sistemas tradicionales.»

La visión de la Dra. Ramírez subraya que los tejidos arquitectónicos no son meras cubiertas, sino componentes activos que dictan el confort y la eficiencia de los espacios construidos. Su integración en el diseño arquitectónico nacional representa un paso audaz hacia edificaciones más resilientes y sostenibles, redefiniendo la relación entre forma, función y rendimiento energético en el panorama constructivo del 2025 y más allá.


