En un panorama urbano saturado de opciones, la mera oferta de una bebida ya no basta. Los establecimientos que verdaderamente capturan la imaginación del público en 2025 son aquellos que transcienden el servicio para ofrecer una experiencia holística. ‘La identidad visual es el alma de un bar, no un simple ornamento’, afirma la Arquitecta Valentina Ríos, socia fundadora de ‘Forma Esencial Design’, un estudio reconocido por su enfoque en la arquitectura de experiencias. Nos sentamos con ella para desentrañar cómo la visión arquitectónica se fusiona con la estrategia de marca para crear espacios que no solo atraen, sino que retienen y fidelizan a la clientela, elevando el diseño de bares a una disciplina de alta precisión.

Ríos enfatiza la diferencia entre un diseño estético y uno estratégico. ‘No se trata solo de ser bonito, sino de ser coherente. Un bar con una identidad visual fuerte comunica su propuesta de valor antes de que el cliente ordene su primera copa. Pensamos en la semiótica espacial desde el primer trazo, desde la elección del pavimento hasta la curaduría de la iluminación, que, por ejemplo, en nuestros proyectos de speakeasies en Londres, juega un rol crucial en la creación de umbrales perceptivos y ambientes íntimos’, explica. Este enfoque ha demostrado ser un motor de rentabilidad; estimaciones del sector global de hospitalidad, que se proyecta superar los 5,5 billones de dólares para 2027, indican que establecimientos con diseños distintivos pueden ver un incremento de hasta el 25% en el valor percibido por el cliente, lo que se traduce en un mayor ticket promedio y una tasa de retorno de inversión más rápida.
La arquitecta describe cómo la narrativa cromática y la textura de los materiales son fundamentales. ‘En un proyecto reciente en Shibuya, Tokio, utilizamos una paleta de colores inspirada en el arte ukiyo-e y maderas recuperadas, que no solo evocaban una profunda conexión cultural, sino que también respondían a una demanda creciente por la sostenibilidad. La iluminación interactiva, calibrada para adaptarse al ritmo de la noche, crea una atmósfera dinámica que evoluciona con el estado de ánimo de los clientes. Este nivel de personalización no solo es una tendencia, sino una expectativa en el mercado actual, especialmente entre la generación Z, que busca autenticidad y experiencias multisensoriales’, añade Ríos. La integración de elementos tecnológicos discretos, como superficies interactivas o sistemas de sonido ambiental inteligente, también forma parte de esta visión, fusionando lo análogo con lo digital para enriquecer la experiencia sin sobrecargarla.

En definitiva, el diseño de bares con una identidad visual fuerte trasciende la decoración para convertirse en una inversión estratégica. Como concluye la Arquitecta Ríos, ‘la arquitectura comercial de hoy es una disciplina que va más allá de lo estético. Se trata de construir narrativas espaciales que resuenen emocionalmente, creando destinos en lugar de simples puntos de venta. Aquellos que invierten en una identidad visual rigurosa y bien ejecutada no solo se diferencian en un mercado competitivo, sino que cultivan una lealtad de marca profunda, asegurando su relevancia y éxito a largo plazo en el dinámico escenario global de la hospitalidad.’


