La arquitectura contemporánea enfrenta el desafío de adaptar las viviendas a climas extremos, y el desierto es uno de los entornos más exigentes. En Argentina, regiones como la provincia de Catamarca y partes de Mendoza presentan características desérticas, donde la temperatura puede superar los 40 grados Celsius durante el día y descender drásticamente por la noche. Este contexto exige un enfoque arquitectónico innovador que priorice la frescura y la funcionalidad, utilizando materiales locales, técnicas constructivas sostenibles y un diseño que aproveche al máximo las condiciones ambientales.
Las casas en el desierto están evolucionando hacia un diseño que incorpora elementos de la arquitectura vernácula, aprovechando la sabiduría ancestral de las comunidades locales. El uso de muros de adobe y techos de tejas, junto con sistemas de ventilación natural, permite crear microclimas interiores agradables. Además, la implementación de paneles solares y sistemas de captación de agua de lluvia no solo reduce el consumo energético, sino que también promueve la autosuficiencia hídrica en un entorno donde el recurso es escaso. La tendencia hacia la bioconstrucción se manifiesta en proyectos que no solo buscan ser funcionales, sino también estéticamente integrados con el paisaje, fomentando así un estilo de vida en armonía con la naturaleza. Este enfoque no solo proporciona un alivio del calor extremo, sino que también representa un paso hacia un desarrollo más sustentable en una de las regiones más desafiantes del país.