La arquitectura de los barrios de playa ha evolucionado considerablemente en los últimos años, adaptándose a las exigencias del entorno costero y a las nuevas tendencias sostenibles. En Argentina, donde la costa atlántica se extiende desde la provincia de Buenos Aires hasta Chubut, los arquitectos están replanteando las formas de habitar estos espacios, buscando un equilibrio entre la estética y la funcionalidad. La proximidad al mar, la salinidad y los vientos fuertes influyen en las decisiones de diseño, que ahora priorizan la durabilidad de los materiales y la integración con el paisaje natural.
El análisis cualitativo de los proyectos recientes revela una inclinación hacia el uso de materiales locales y técnicas constructivas que respetan el ecosistema. Barrios como Cariló y Pinamar se han convertido en ejemplos paradigmáticos donde la arquitectura se fusiona con el entorno, utilizando maderas tratadas, techos a dos aguas y grandes ventanales que permiten maximizar la luz natural y las vistas al océano. Además, se han implementado soluciones sostenibles como sistemas de captación de agua de lluvia y paneles solares, convirtiendo estos espacios en modelos de habitabilidad responsable. Este enfoque no solo mejora la calidad de vida de los residentes, sino que también promueve un turismo consciente, que valora la preservación del entorno costero en un contexto donde el cambio climático plantea serios desafíos para las comunidades costeras.