La arquitectura de emergencia ha cobrado un protagonismo esencial en la última década, especialmente en un contexto donde desastres naturales, crisis humanitarias y desplazamientos forzosos se han vuelto cada vez más comunes. En Argentina, esta tendencia se ha intensificado a raíz de fenómenos climáticos extremos, como inundaciones y sequías, que han dejado a miles de personas sin hogar. Como respuesta, arquitectos y diseñadores han comenzado a explorar soluciones innovadoras que buscan no solo proporcionar refugio, sino también dignidad y sostenibilidad a quienes más lo necesitan.
Las intervenciones arquitectónicas de emergencia se caracterizan por su capacidad de ser implementadas rápidamente, utilizando materiales accesibles y técnicas de construcción eficientes. Ejemplos destacados incluyen el uso de módulos prefabricados, estructuras inflables y unidades de vivienda temporales que pueden ser transportadas y montadas en corto tiempo. En el norte argentino, donde las comunidades indígenas han enfrentado desplazamientos por el cambio climático, se han desarrollado iniciativas que integran la sabiduría local con nuevas tecnologías, creando así viviendas que son resistentes y culturalmente relevantes. Además, proyectos como el ‘Refugio Modular’, diseñado por arquitectos argentinos, destacan por su enfoque en el aprovechamiento de recursos locales y su adaptabilidad a diferentes contextos geográficos. La arquitectura de emergencia no solo busca ser una solución transitoria, sino que se perfila como un campo en evolución que prioriza la resiliencia urbana y la sostenibilidad ambiental, marcando un camino hacia una arquitectura más consciente y responsable.