La elección de colores en el diseño hospitalario trasciende la mera estética; se convierte en un factor crucial que influye en la percepción del bienestar y la recuperación de los pacientes. En Argentina, donde la arquitectura de salud está en constante evolución, el uso estratégico del color se está convirtiendo en una herramienta cada vez más valorada por arquitectos y diseñadores. En un entorno donde la ansiedad y el estrés pueden ser comunes, los colores pueden propiciar un ambiente más acogedor y menos amenazante, favoreciendo así la sanación.
Investigaciones han demostrado que distintos colores pueden evocar respuestas emocionales específicas. Por ejemplo, tonos suaves de azul y verde están asociados con la calma y la serenidad, mientras que los colores más cálidos, como amarillos y naranjas, pueden estimular la energía y el optimismo. En el contexto de hospitales y clínicas, una paleta equilibrada que incluya estas tonalidades puede crear un entorno más positivo. En la Ciudad de Buenos Aires, varios hospitales han comenzado a implementar estas estrategias, renovando sus espacios con colores que no solo buscan embellecer, sino también favorecer la recuperación de los pacientes. La clínica Materno Infantil de La Plata, por ejemplo, ha incorporado murales en colores pastel en sus áreas pediátricas, resultando en un entorno que reduce la ansiedad de los más pequeños y sus familias.
El color no solo afecta a los pacientes, sino también a los profesionales de la salud. Un ambiente visualmente atractivo puede mejorar la moral del personal, facilitando un mejor desempeño en su labor diaria. A medida que la arquitectura hospitalaria en Argentina continúa evolucionando, la integración consciente del color como parte del diseño se perfila como una tendencia que promete transformar la experiencia de todos los que transitan por estos espacios. La reflexión final es clara: en el diseño hospitalario, cada elección cuenta, y los colores pueden ser un aliado clave en la búsqueda de ambientes que promuevan la salud y el bienestar.