La arquitectura inflable ha emergido como un destacado fenómeno en el ámbito constructivo, combinando tecnología avanzada con un diseño creativo que desafía las convenciones tradicionales. Este enfoque, que utiliza estructuras ligeras y flexibles, ha demostrado su versatilidad en diversas aplicaciones, desde instalaciones temporales en eventos culturales hasta soluciones habitacionales de emergencia en situaciones de crisis. En Argentina, el interés por esta técnica ha crecido, impulsado por la necesidad de adaptarse a un entorno cambiante y por la búsqueda de alternativas sostenibles que promuevan la eficiencia energética y la rapidez en la construcción.
La implementación de la arquitectura inflable en el país ha sido notoria en proyectos como el Pabellón Inflable de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, donde se exploraron los límites estéticos y funcionales de estas construcciones. Estas estructuras son capaces de ser transportadas y montadas rápidamente, lo que las convierte en una opción ideal para eventos de corta duración, festivales y exposiciones. Además, su naturaleza modular permite que sean reutilizadas en diferentes contextos, contribuyendo a un enfoque más sostenible en el diseño arquitectónico. Las aplicaciones también se extienden a la creación de refugios temporales en casos de desastres naturales, donde la rapidez de instalación y la capacidad de proporcionar un espacio seguro son cruciales. Sin embargo, a pesar de sus muchas ventajas, la arquitectura inflable enfrenta desafíos, como la durabilidad de los materiales y la percepción pública sobre su funcionalidad a largo plazo. A medida que el sector constructivo argentino se adapta a nuevas tecnologías, la arquitectura inflable se posiciona como una alternativa prometedora que combina estética, funcionalidad y sostenibilidad.