La arquitectura brutalista, con su estética cruda y su enfoque en los materiales expuestos, ha dejado una huella indeleble en la forma en que concebimos los espacios urbanos. En Argentina, donde el legado de maestros como Clorindo Testa y el grupo de arquitectos de la Universidad Nacional de La Plata sigue vigente, este estilo ha evolucionado, encontrando nuevas expresiones a través de la arquitectura paramétrica. Este enfoque contemporáneo, caracterizado por el uso de algoritmos y modelos computacionales, se alimenta de la filosofía brutalista, transformando la rigidez de sus formas en estructuras fluidas y dinámicas que responden a las necesidades del usuario y del entorno.
En el escenario actual de la arquitectura en Argentina, la influencia del brutalismo en la arquitectura paramétrica se manifiesta en obras que desafían nociones convencionales de forma y función. Proyectos emblemáticos, como el Centro Cultural La Máscara en Buenos Aires, combinan la estética brutalista con tecnologías avanzadas para crear espacios que son a la vez monumentales y accesibles. La utilización de concreto expuesto, una de las características definitorias del brutalismo, se fusiona con sistemas de diseño que permiten adaptar las estructuras a su contexto, generando un diálogo entre el pasado y el presente. Este fenómeno no solo refleja una tendencia arquitectónica, sino también una respuesta a las exigencias contemporáneas de sostenibilidad y adaptabilidad, donde cada proyecto busca no solo ser funcional, sino también un reflejo del entorno cultural y social en el que se inserta.