La arquitectura contemporánea se encuentra en un punto de inflexión donde la tecnología se entrelaza con la creatividad, dando lugar a nuevas formas de concebir y experimentar los espacios. En 2025, la realidad aumentada (AR) y la realidad virtual (VR) han trascendido de ser meras herramientas tecnológicas a convertirse en componentes esenciales del diseño arquitectónico. Desde Buenos Aires hasta Mendoza, los arquitectos están adoptando estas tecnologías para crear entornos más interactivos y adaptables, donde la experiencia del usuario se convierte en el eje central del proceso de diseño.
El uso de espacios virtuales permite a los diseñadores visualizar proyectos en entornos tridimensionales, facilitando una mejor comprensión de la escala y la interacción entre elementos. Proyectos emblemáticos, como el nuevo complejo cultural en el barrio de La Boca, han incorporado estas tecnologías para permitir a los ciudadanos explorar virtualmente espacios antes de su construcción. Este enfoque no solo optimiza el proceso de diseño, sino que también enriquece la participación ciudadana. A nivel nacional, se estima que el 60% de los arquitectos en ejercicio han comenzado a integrar AR y VR en sus prácticas, reflejando una tendencia global que apunta a la creación de espacios que no solo sirven a una función, sino que también se adaptan a las necesidades cambiantes de los usuarios. La arquitectura del futuro promete ser una sinfonía de interacción entre lo tangible y lo digital, estableciendo una nueva narrativa en el ámbito del diseño urbano.