Los sabores se intensifican cuando el entorno susurra, no grita. Esta premisa se ha consolidado en el panorama gastronómico argentino para el año 2025, donde una notable corriente arquitectónica prioriza la paleta neutra y el diseño minimalista en restaurantes. Lejos de la ostentación o la sobrecarga sensorial de épocas pasadas, el sector post-pandemia ha encontrado en la sobriedad estética un refugio y una nueva forma de elevar la experiencia culinaria. ¿Es la búsqueda de un oasis de calma o una declaración de principios donde el plato es el protagonista indiscutible? La respuesta se encuentra en los detalles de un diseño consciente y reflexivo.
Para profundizar en este fenómeno, Revista Arquitectura Culinaria conversó con la Arquitecta Sofía Giménez, Directora de Estudio Aura y referente en diseño de interiores para hostelería.
**RAC:** “Arquitecta Giménez, es innegable la proliferación de espacios gastronómicos que apuestan por la paleta neutra y el minimalismo. ¿A qué atribuye esta tendencia tan marcada en Argentina, particularmente después de 2020?”
**Arq. Giménez:** “Es multifactorial. Tras la pandemia, observamos una necesidad colectiva de espacios que transmitan calma y seguridad. El minimalismo, con sus líneas limpias, la ausencia de elementos superfluos y el uso de materiales naturales como maderas claras, hormigón pulido y textiles de lino, genera una atmósfera de orden y tranquilidad. Esta estética permite que la atención del comensal se centre en la gastronomía, en la compañía y en el propio acto de comer, sin distracciones visuales. Es un respiro mental.”
**RAC:** “Menciona los materiales. ¿Existe una intencionalidad más profunda en su elección?”
**Arq. Giménez:** “Absolutamente. Los materiales no son solo estéticos; son táctiles, sonoros y funcionales. En proyectos como ‘Umbrales’ en Palermo, Buenos Aires, o ‘Raíz Nula’ en un barrio céntrico de Córdoba, hemos empleado microcemento, madera de fresno y cerámica artesanal en tonos arena y gris piedra. Estos materiales envejecen con dignidad, son fáciles de mantener – crucial para los estándares de higiene post-pandemia – y su neutralidad cromática amplifica la luz natural, creando ambientes más amplios y luminosos, que son percibidos como más limpios y aireados.”
Desde nuestra cocina en ‘Punto Cero’ en Mendoza, siempre quisimos que nuestros ingredientes hablasen por sí mismos,” comenta el Chef Martín Fuentes. “El diseño de nuestro local, con sus paredes blancas y mobiliario esencial, es el lienzo perfecto. No hay ruido visual que compita con el arte del plato. Es una oda a la honestidad en la comida y en el espacio.”
El Dr. Alejandro Rossi, sociólogo del consumo y las tendencias, añade: “Esta tendencia refleja un cambio cultural más amplio. Estamos saturados de información y estímulos. La simplicidad en el diseño de un restaurante ofrece una pausa, un espacio para la introspección. Es una respuesta a la búsqueda de autenticidad y bienestar, donde la estética funcional y serena se valora tanto como la calidad del servicio o el menú.”
**RAC:** “Más allá de lo estético, ¿cómo impacta esta elección de diseño en la operatividad del restaurante y en la experiencia general del cliente?”
**Arq. Giménez:** “El diseño minimalista optimiza los flujos de trabajo y la ergonomía del personal. Menos elementos significan menos obstáculos, y la claridad visual facilita la limpieza y el mantenimiento, lo que es vital. Para el comensal, se traduce en una sensación de exclusividad y cuidado. Las mesas están espaciadas, la acústica se controla para fomentar la conversación, y la iluminación, a menudo indirecta y cálida, resalta la comida sin deslumbrar. Es una experiencia inmersiva donde cada detalle, aunque sutil, está pensado para realzar el momento gastronómico.”
La inclinación por la paleta neutra y el minimalismo en la arquitectura de restaurantes no es una moda pasajera en Argentina, sino una evolución consciente. Representa una respuesta sofisticada a las necesidades cambiantes de una sociedad que valora la calma, la claridad y la autenticidad. Al despojarse de lo superfluo, estos espacios no solo realzan la propuesta culinaria, sino que también ofrecen un santuario urbano donde la buena comida y el diseño thoughtful se fusionan para crear experiencias memorables y profundamente humanas, augurando una era de sofisticación discreta en la escena gastronómica nacional.